Hay libros que te atrapan en los comienzos de su lectura, y una vez enganchado ya no puedes dejarlo. Estas deseando que llegue el momento diario de lectura para seguir. Nunca decae en su interés, todas las épocas de su historia son interesantes, y aun teniendo casi seicientas páginas se te hace corto. Esto fue lo que me ocurrió con la lectura de “ROMA” del escritor Robert Hughes, crítico de arte del “Times”, y autor de algunos libros relacionados con España, como Goya y Barcelona.
Es la biografía de una ciudad. ¡Y que ciudad! La ciudad con una historia política, religiosa y cultural de más influencia en la tierra, y como la biografía de un gran hombre, con su nacimiento, que hermosa la mitología de su creación mediante un augurio, de Rómulo y Remo, el fráticídio de Remo, la fundación de un hospicio en el Capitolio, con todo tipo de personas , bandidos, criminales, etc, en una impureza racial que le dotó de su gran fuerza, su infancia y juventud, con la Monarquía, la República y el Imperio. Tras la invasión de los bárbaros degeneró en un villorio infecto, que ni los papas querían, para emerger en un Renacimiento y un Barroco esplendoroso, que dió al mundo un conjunto de obras inigualables. La madurez de los siglos XVIII y XIX, que fue objeto de visita del Grand Tour de las élites inglesas y alemanas, como aprendizaje para exportar sus formas clásicas a todo el mundo. Todo romántico que se preciase haría de Roma un destino inevitable, fuente de conocimiento e inspiración. Hughes nos da una cantidad enorme de información sobre Roma, además de la opinión personal de unos de los mejores críticos de arte del mundo.
La unificación de Italia, que recluye al papa en el vaticano, haciéndola una ciudad láica, entrando ROMA en un proceso de cambios vertiginosos, el fascismo, la fábrica de sueño que fue cinecitta, la fiebre política que desemboca en el asesinato de Aldo Moro, y la descomposición política de los partidos políticos tradicionales.
Toda la cultura occidental desfila por Roma desde el traslado de los obeliscos egípcios a Roma mediante esfuerzos gigantes de ingenio y esfuerzo. Esta el mejor edificio conservado del mundo antiguo, El Panteón, “una obra angelical” según Miguel Angel, la mejor colección de iglesias barrocas, pinturas, esculturas e intervenciones urbanísticas de la mejor calidad. Y plazas y fuéntes ¡Que plazas y que fuentes! Las fuentes son a Roma, lo que los árboles a Paris.
A diferencia de la biografia de las personas Roma sigue viva, donde conviven millones de romanos con la mayor legión de turistas del mundo, y sometida a las tribulaciones de los últimos tiempos y sus amenazas terroristas. Sigue viva, aunque la visita al vaticano y la capilla sixtina sea una tortura y la estatua ecuestre en la colina capitolina sea una copia, que seas sometido al menor descuido a la “trufa”, pequeña estafa de un café o un helado, o a una “fregata”, engaño de mayor calibre, en una compra o restaurante que te pillen despistado.
A muchas personas les oí decir: si me pierdo, buscadme en La Habana o Chicago, pero de ninguna ciudad tanto como de Roma, como sería mi caso.
Hughes nos cuenta que lo que diferencia una ciudad de las demás, entre todas las ciudades del mundo, es la atención al detalle, la acumulación de estos detalles que le da una personalidad única. No existe ninguna ciudad, y las hay muy hermosas, como Roma, que toda ella es una obra de arte.
Y para terminar un apunte gastronómico, si pones cuidado puedes comer muy bien en Roma, pastas, ensaladas, carnes y magnificas verduras, pero por nada del mundo se pierdan las “carciofi alla giudia”, me lo agradecerán eternamente.
Federico Martin Ruiz
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